viernes, 30 de diciembre de 2016

“José Sánchez del Río dio su vida en defensa de su fe”




Entrevista al padre Luis Manuel Laureán LC sobre el santo mártir, asesinado el 10 de febrero de 1928 durante la persecución religiosa en México. Fuente: Zenit.org
Víctima de la persecución religiosa impuesta por el más radical de los gobiernos anticlericales en la
historia de México y testigo de salvajes asesinatos durante la Guerra Cristera, José Luis Sánchez del Río, tras ser apresado por su propio padrino en el mismo templo donde fue bautizado, fue brutalmente torturado y martirizado en el cementerio de su pueblo natal por su valerosa defensa de la Iglesia Católica. Antes de morir, cuando sus verdugos le preguntaron “¿qué mandas decir a tu padre?”, respondió: “Que nos veremos en el cielo, ¡Viva Cristo Rey y la Virgen de Guadalupe!”. Tenía tan solo 14 años. El papa Francisco confirmó el martes que este niño será canonizado en el Vaticano el próximo 16 de octubre.
El padre Luis Manuel Laureán LC, paisano del beato, asegura en esta entrevista con ZENIT que el recuerdo y el ejemplo de Joselito le han ayudado y confirmado en su vocación sacerdotal. Para este religioso, el joven fue un buen cristiano que dio su vida en defensa de su fe. Además, el autor de una de las biografías más documentadas del pequeño mártir mexicano señala que la intercesión del futuro santo alcanzó la gracia de la conversión de alguno de sus verdugos, o al menos su arrepentimiento.

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Mártir con catorce años. Así podría resumirse la vida de José Luis Sánchez del Río, quien será canonizado el próximo 16 de octubre, según acaba de anunciar la Santa Sede. Este joven beato mexicano era de Sahuayo, Michoacán. Es decir, comparten el mismo pueblo natal. ¿Cómo ha recibido la noticia?
— P. Laureán: Con enorme alegría. En cuanto supe la noticia, la reenvié. Muy pronto, en mi pueblo hubo repique de campanas, procesión, concelebración solemne de acción de gracias, “cuetes” (fuegos artificiales), fiesta y regocijo…
Seguro que le habrán venido muchos recuerdos a la cabeza.
— P. Laureán: Todos los niños de mi pueblo escuchamos la historia y la repetíamos de memoria; visitábamos el baptisterio de nuestra parroquia que fue su prisión y veíamos la pila bautismal en la que José Sánchez del Río había sido bautizado, como también todos nosotros. Recordé la casa de mi vecino, Rafael Gil “el Zamorano”; los juegos infantiles con su hijo, que es de mi edad; los caballos en el corral y las vacas lecheras, el rastrojo que les dábamos para comer. Recordé también las pistolas que vi en la mesa del “Zamorano”, sin saber entonces que el padre de mi amigo había participado como gendarme en el martirio de José Sánchez del Río, y menos imaginarme que le había disparado el tiro de gracia a Joselito cerca de la oreja derecha, como se puede comprobar mirando el cráneo con el orificio, reliquia de primer grado que se conserva en el relicario que guarda sus restos.


Usted ha escrito varios libros sobre este niño testigo de Cristo. Para alguien que no haya oído hablar de él, ¿quién era el futuro santo?
— P. Laureán: He publicado tres versiones de una biografía documentada. La primera en México, con un título sugestivo (Los gallos de Picazo o los derechos de Dios); porque el episodio de los gallos ha sido muy conocido y comentado en mi pueblo. Se trata de los tres gallos de pelea que guardaba el cacique y diputado Rafael Picazo dentro de la iglesia convertida en cuartel, cuadra, salón de fiestas y borracheras; y que campaban cerca del altar manchando con sus excrementos el presbiterio, el altar, las repisas del retablo, el comulgatorio. José, en un arranque de adolescente o movido por el “celo de tu casa me devora…” (salmo 69, 10), no tuvo más remedio que retorcerles el pescuezo para que no siguieren manchando la casa de Dios. La segunda edición fue publicada en Madrid por la editorial De Buena Tinta, con el título “El niño testigo de Cristo Rey”. En ciudad de México se ha hecho una edición privada con el mismo título “El niño testigo de Cristo Rey”.
Durante diez años busqué la documentación para mi libro en los museos de tema cristero, en el archivo municipal de Morelia, Michoacán, en el archivo diocesano de Zamora, Michoacán, en la Fototeca Nacional, en el archivo parroquial, etc. Tengo material para otra publicación de documentos. Por último, creo necesario escribir una historia novelada para los lectores adolescentes.
José Sánchez del Río fue un buen cristiano que dio su vida en defensa de su fe. Se había enrolado en la filas del ejército cristero para defender su religión, su templo, sus sacerdotes que sufrían una auténtica persecución religiosa por los caprichos del general Plutarco Elías Calles que quiso aplicar las leyes anticlericales contra la Iglesia Católica. La firmeza en pedir permiso a sus padres y la condición (por su tierna edad) de no llevar armas y solamente ayudar a los cristeros cuidando los caballos, limpiando armas, preparando y repartiendo alimentos, llevando recados, lograron su propósito de defender en serio su religión. En un encuentro con un batallón de federales, el caballo de su capitán resultó muerto. José, de inmediato, desmontó y ofreció su caballo para que pudiera huir el capitán dicendo: “Yo soy muy chico, a mí no me harán nada; usted es más necesario para la defensa…”. El capitán pudo ponerse a salvo y apresaron al mártir. Fue llevado prisionero y encerrado en la cárcel de Cotija; después llevado a su pueblo, Sahuayo Michoacán; y a los pocos días sentenciado a muerte y ejecutado porque no renegó de su fe y no gritó vivas al supremo gobierno, en cambio sí gritaba: “¡Viva Cristo Rey y la Virgen de Guadalupe!”

¿Qué aspectos le gustaría resaltar de la figura del beato José Sánchez del Río?
— P. Laureán: Su valentía, su fe en Jesucristo, su fortaleza. Ni la tropa toda junta tenía el valor y la entereza de este muchacho, según confesaron sus mismos victimarios, y recordó el cardenal José Saraiva Martins en la homilía de la misa de acción de gracias en Sahuayo. Es un digno ejemplo para los niños y los adolescentes. Es un digno patrono y protector. De hecho, ha sido nombrado patrono de varios seminarios, como el de los Operarios del Reino de Cristo en México, el de Verbum Dei de Norteamérica. También es patrono principal de los niños del ECYD, juntamente con san Ignacio de Antioquía.
¿El testimonio de su martirio ha influido de alguna manera en su vida personal?
— P. Laureán: Su recuerdo y su ejemplo me han ayudado y confirmado en mi vocación sacerdotal. Ahora lo tengo como mi intercesor personal. Además, su historia y su inocencia tienen en vilo a mi pueblo y a todo México. Su devoción se ha extendido por Italia, España, Estados Unidos, toda América. Cuando llegué a Argentina y contaba su historia, los jóvenes de Acción Católica me decían que ya conocían su martirio y que le tenían una gran devoción. En Italia ya se había publicado su historia en 1938 en el libro “Messico martire” (México mártir) de Luigi Ziliani.
Usted ha tenido ocasión de hablar con algunos de sus verdugos y con quien apretó materialmente el gatillo. ¿Se arrepintieron de lo que hicieron?
— P. Laureán: Sí. Conocí al “Zamorano”, a “la Aguada” (alias de Rafael Gil) y a Alfredo Amezcua. Por lo que pude colegir, vivieron muy arrepentidos. Rafael, mi vecino, vivió con holgura económica pero se mostraba muy serio y taciturno, con pocos amigos; Alfredo Amezcua fue muy pendenciero y varias veces se peleó a balazos… Creo yo que los méritos y la intercesión de José Sánchez del Río alcanzó la gracia de la conversión de estos dos verdugos, o al menos su arrepentimiento.
Como decía Tertuliano, la sangre de los mártires es semilla de nuevos cristianos, ¿verdad?
— P. Laureán: Sí, la vida cristiana de mi pueblo y de México floreció: se reconstruyó el templo parroquial que había sido profanado; se revitalizó la Acción Católica, la famosa ACJM (Acción Católica de la Juventud Mexicana); se reanudaron los ejercicios espirituales llamados de encierro, específicamente los ignacianos. Hubo un renacimiento de la catequesis de los niños. Se multiplicaron las vocaciones a la vida religiosa y al sacerdocio. Se construyó una capilla y monumento a Cristo Rey.


José Luis fue asesinado el 10 de febrero de 1928, durante la persecución religiosa en México. ¿Qué mensaje cree que puede transmitir su historia a los jóvenes de hoy?
— P. Laureán: Eduardo Verástegui, actor en la película “Cristiada”, dijo: “Con esta historia comprendí por qué Dios ama la fe de los niños”. El mensaje más claro para los jóvenes: sean valientes y defiendan su fe en Cristo, defiendan sus valores y la tradición de sus mayores; amen a la Iglesia esposa de Cristo, y defiéndanla de los ataques cruentos o sutiles que la acechan.
¿Qué le pide usted a su paisano?
— P. Laureán: Qué interceda por mi pueblo, que nos alcance la paz social y política que anhela México entero, y que terminen las guerras que hacen sufrir a los niños.


Cristiada (2012)

Está basada en hechos reales de la Guerra Cristera (1926-29), una rebelión ante la persecución del
gobierno Mexicano hacia la Iglesia Católica en la década de 1920. Aunque es una película hecha en México, fue rodada en inglés. La película es el debut de Wright como director, quien es un conocido realizador de efectos visuales en películas como Las dos torres (2002) y El retorno del Rey (2003).
TÍTULO ORIGINAL Cristiada (For Greater Glory) AÑO 2012
DIRECTOR Dean Wright GUIÓN Michael Love, Dean Wright
MÚSICA James Horner FOTOGRAFÍA Eduardo Martínez Solares
REPARTO Bruce Greenwood, Peter O'Toole, Eva Longoria, Oscar Isaac, Andy Garcia, Bruce McGill, Santiago Cabrera, Rubén Blades, Catalina Sandino Moreno, Eduardo Verástegui, Adrian Alonso, Luis Rosales, Karyme Lozano, Tenoch Huerta, Raúl Méndez, Alma Martinez, Joaquín Garrido, Roger Cudney, Jorge Luis Moreno, Ignacio Guadalupe, Omar Ayala, Andrés Montiel, Mauricio Kuri, Guillermo Larrea, Horacio Garcia Rojas, Israel Islas, Rodrigo Corea, Jake Koenig, Jose Carlos Montes, Simón Guevara, Jorge Urzua
PRODUCTORA NewLand Films




Marcelino Pan y Vino (1954)

Marcelino, pan y vino Año1954 Duración 91 min. País España

Director Ladislao Vajda Guión Ladislao Vajda, José María Sánchez Silva (Cuento: José María Sánchez Silva)
Música Pablo Sorozábal Fotografía Enrique Guerner (B&W)
Reparto Pablito Calvo, Rafael Rivelles, Antonio Vico, Juan Calvo, Fernando Rey, José Nieto, José Marco Davó, Juanjo Menéndez
Productora Falco Film / Chamartín
Género Drama | Religión. Siglo XIX
Sinopsis Siglo XIX. Después de una larga guerra, un bebé es abandonado a la puerta de un convento de frailes franciscanos que intentan, sin éxito, buscarle una familia. Pasan los años, y aunque el niño vive feliz entre los monjes, no puede dejar de añorar a su madre. Marcelino se hace amigo de un Cristo crucificado que hay en el desván del convento: habla con él y le sube de la cocina pan, vino y otros víveres que puede encontrar. (FILMAFFINITY)


Version mexicana


sábado, 24 de diciembre de 2016

El Tamborilero o "El niño del Tambor"

Información tomada de Wikipedia
El pequeño tamborilero es una canción de Navidad popular épica de origen checo, cuya letra relata la historia imaginaria de un niño que se gana la vida con un tambor y que, no teniendo nada con que obsequiar al neonato Mesías en la Nochebuena, decide darle una serenata con su instrumento como prueba de amor, hecho ante el cual el Recién Nacido le mira y le sonríe dándole a entender que ha comprendido la intención.

Historia
Hasta el momento, la noticia probada de atribución de autoría más antigua que se tiene de El Pequeño Tamborilero data de 1941, cuando la pianista Katherine Kennicott Davis (1892-1980), natural de St. Joseph (Missouri), manuscribe la canción, titulándola Carol of the Drum (Villancico del Tambor) se dice que transcrita de un supuesto original checo, del que adapta libremente la letra al inglés y la publica bajo el seudónimo de C.R.W. Robertson. A partir de 1955, la canción adquirió cierta popularidad después de que la célebre Familia Trapp (la de la película "La Novicia Rebelde") grabase una versión, y se publicaran hojas volantes para divulgar su letra y la música. Sin embargo, la música y letra final en inglés se atribuyen tanto a Katherine Davis como a Henry Onorati y Harry Simeone.

Se produjo un programa  de animación para televisión en 1968: The Little Drummer Boy (TV). Duración: 25 min. País: Estados Unidos
Director: Jules Bass, Arthur Rankin Jr., Takeya Nakamura. Guión: Romeo Muller
Música: Maury Laws. Fotografía: Animation
Reparto: Animation- Productora: Rankin/Bass Productions
Género: Animación. Drama | Cine familiar. Mediometraje. Telefilm
Sinopsis: Un niño tamborista huérfano que odiaba a la humanidad descubre que su vida cambia para siempre cuando conoce a tres hombres sabios en la ruta a Belén. (FILMAFFINITY)


La historia parece basarse en una leyenda francesa del siglo XII. Anatole France la reescribió en el siglo XIX como "El malabarista de Notre Dame". Jules Massenet escribiría una ópera en 1902, del mismo título. Habla de los juegos malabares que el protagonista hace ante la Virgen María que, según la versión, le sonríe o tira una rosa.
De la canción se hizo un rearreglo en 1957, para ser cantado por los Jack Halloran Singers, pero no estuvo preparado a tiempo para salir en Navidad. Al año siguiente, Harry Simeone sí lo haría, ya rebautizando el tema como "Little drummer boy".
La versión más conocida en español es la hecha por el cantante español Raphael.

viernes, 23 de diciembre de 2016

Nativity: el Nacimiento de Jesús

Si va a ver una película en Navidad, debe ser esta.
Después de la polémica generada por la película "La Pasión de Cristo" se estrenó mundialmente la película que cuenta la verdadera historia del nacimiento de Jesucristo...
La primera película cuyo estreno mundial fue realizado en el Vaticano, el 26 de noviembre de 2006
El Nacimiento narra la ardua crónica del viaje de dos personas, María y José, la Anunciación y el milagro mediante el cual María se convierte en Virgen y Madre -Quomodo fiet istud virum non cognosco? ¿De qué modo se hará esto si no conozco varón? (Lc. 1; 34) - y finalmente, el nacimiento de Cristo que definirá y cambiará la historia para siempre.

La dramática y poderosa película, inspirada en los Evangelios Bíblicos de Mateo y Lucas, cuenta el peligroso viaje de una joven pareja que debe viajar desde su hogar en Nazareth hasta Belén, el lugar ancestral de José, para registrarse en un censo ordenado por el Rey Herodes. Es un viaje de más de 160 kilometros, a través de un terreno tramposo, que se hace más difícil aún por el embarazo de María de nueve meses.
Esta dramática y fuerte historia toma vida en una superproducción de New Line Cinema, protagonizada por la nominada al Premio de la Academia Keisha Castle-Hughes en el papel de María, Oscar Isaac como José, y la nominada al Premio de la Academia Shoreh Aghdashloo como Isabel, madre de Juan El Bautista. El Nacimiento es dirigida por Catherine Hardwicke, basada en el guión de Mike Rich.
Crítica del Departamento de Cine de la CEE
Esta película ofrece lo que su título promete: la historia del nacimiento de Jesús, desde la Anunciación a María a la huida a Egipto de la Sagrada Familia.
Los conflictos
Es interesante cómo se plantea el embarazo virginal de María, ya que después de un matrimonio “impuesto”, ella se marcha a visitar a su prima Isabel sin comunicar la revelación que le ha hecho el ángel. Cuando regresa, se le nota el vientre abultado, y sin mediar palabra, José entiende que ha habido una grave infidelidad. Él y la familia de María se indignan con ella, que explica sencillamente la verdad dejando a los demás plena libertad de creerla o no. San José llora amargamente y anuncia que no le va a acusar, en una de las escenas más emotivas del film. Una vez que el carpintero conoce la verdad, su ternura y cuidado de María son delicados y conmovedores.
El magisterio nos habla de que María fue virgen antes, durante y después del parto. Esto cinematográficamente podía presentar muchos problemas, que la directora resuelve con gran elegancia. En primer lugar, nos muestra anteriormente el parto de Isabel, bastante ruidoso y aparatoso. Por contraste, el parto de María, aunque no exento de dolor es tremendamente comedido, y el niño nace con rapidez, incruentamente y es atendido de inmediato por sus padres. No se ve sangre ni aparatosidad, y la puesta en escena está más cerca de un hogareño portal de Belén que de un desagradable espectáculo hiperrealista. En realidad, todo lo que sucede en ese aprisco está bastante pegado a la iconografía navideña tradicional. El final de la película es la proclamación del Magníficat con el fondo de una melodía tradicional de villancico.
Juan Orellana
Director del Departamento de Cine de la Conferencia Episcopal Española



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