viernes, 4 de enero de 2019

Meditación del Nombre de Jesús

La Meditación del Nombre de Jesús u Oración del Corazón es recomendada en el Catecismo de la Iglesia Católica.
La oración al Padre 2664 No hay otro camino de oración cristiana que Cristo. Sea comunitaria o individual, vocal o interior, nuestra oración no tiene acceso al Padre más que si oramos “en el Nombre” de Jesús. La santa humanidad de Jesús es, pues, el camino por el que el Espíritu Santo nos enseña a orar a Dios nuestro Padre. La oración a Jesús 2665 La oración de la Iglesia, alimentada por la palabra de Dios y por la celebración de la liturgia, nos enseña a orar al Señor Jesús. Aunque esté dirigida sobre todo al Padre, en todas las tradiciones litúrgicas incluye formas de oración dirigidas a Cristo. Algunos salmos, según su actualización en la Oración de la Iglesia, y el Nuevo Testamento ponen en nuestros labios y graban en nuestros corazones las invocaciones de esta oración a Cristo: Hijo de Dios, Verbo de Dios, Señor, Salvador, Cordero de Dios, Rey, Hijo amado, Hijo de la Virgen, Buen Pastor, Vida nuestra, nuestra Luz, nuestra Esperanza, Resurrección nuestra, Amigo de los hombres... 2666 Pero el Nombre que todo lo contiene es aquel que el Hijo de Dios recibe en su encarnación: JESÚS. El nombre divino es inefable para los labios humanos (cf Ex 3, 14; 33, 19-23), pero el Verbo de Dios, al asumir nuestra humanidad, nos lo entrega y nosotros podemos invocarlo: “Jesús”, “YHVH salva” (cf Mt 1, 21). El Nombre de Jesús contiene todo: Dios y el hombre y toda la Economía de la creación y de la salvación. Decir “Jesús” es invocarlo desde nuestro propio corazón. Su Nombre es el único que contiene la presencia que significa. Jesús es el resucitado, y cualquiera que invoque su Nombre acoge al Hijo de Dios que le amó y se entregó por él (cf Rm10, 13; Hch 2, 21; 3, 15-16; Ga 2, 20). 2667 Esta invocación de fe bien sencilla ha sido desarrollada en la tradición de la oración bajo formas diversas en Oriente y en Occidente. La formulación más habitual, transmitida por los espirituales del Sinaí, de Siria y del Monte Athos es la invocación: “Señor Jesucristo, Hijo de Dios, ten piedad de nosotros, pecadores” Conjuga el himno cristológico de Flp 2, 6-11 con la petición del publicano y del mendigo ciego (cf Lc 18, 13; Mc 10, 46-52). Mediante ella, el corazón está acorde con la miseria de los hombres y con la misericordia de su Salvador. 2668 La invocación del santo Nombre de Jesús es el camino más sencillo de la oración continua. Repetida con frecuencia por un corazón humildemente atento, no se dispersa en “palabrerías” (Mt 6, 7), sino que “conserva la Palabra y fructifica con perseverancia” (cf Lc 8, 15). Es posible “en todo tiempo” porque no es una ocupación al lado de otra, sino la única ocupación, la de amar a Dios, que anima y transfigura toda acción en Cristo Jesús.



 SANTÍSIMO NOMBRE DE JESÚS.- 3 DE ENERO. La palabra Jesús es la forma latina del griego “Iesous”, que a su vez es la transliteración del hebreo “Jeshua” o “Joshua” o también “Jehoshua”, que significa “Yahveh es salvación”. El Santísimo Nombre de Jesús comenzó a ser venerado en las celebraciones litúrgicas del siglo XIV. San Bernardino de Siena y sus discípulos propagaron el culto al Nombre de Jesús. En 1530 el Papa Clemente VII concedió por primera vez a la Orden Franciscana la celebración del Oficio del Santísimo Nombre de Jesús. San Bernardino solía llevar una tablilla que mostraba la Eucaristía con rayos saliendo de ella y, en el medio, se veía el monograma “IHS”, abreviación del Nombre de Jesús en griego (ιησουσ). Más adelante la tradición devocional le añade un significado a las siglas: "I", Iesus (Jesús), "H", Hominum (de los hombres), "S", Salvator" (Salvador). Juntos quieren decir “Jesús, Salvador de los hombres”. San Ignacio de Loyola y los jesuitas hicieron de este monograma el emblema de la Compañía de Jesús. El Nombre de Jesús, invocado con confianza: Brinda ayuda en las necesidades corporales, según la promesa de Cristo: "En mi nombre agarrarán serpientes en sus manos y aunque beban veneno no les hará daño; impondrán las manos sobre los enfermos y se pondrán bien" (Mc. 16,17-18). En el Nombre de Jesús los Apóstoles dieron fuerza a los lisiados (Hch. 3,6; 9,34) y vida a los muertos (Hch. 9,40). Da consuelo en las pruebas espirituales. El Nombre de Jesús le recuerda al pecador el "padre del hijo pródigo" y el buen samaritano; al justo le recuerda el sufrimiento y la muerte del inocente Cordero de Dios. Nos protege de Satanás y sus artimañas, ya que el diablo le teme al Nombre de Jesús, quien lo ha vencido en la Cruz. En el nombre de Jesús obtenemos toda bendición y gracia en el tiempo y la eternidad, pues Cristo dijo: "lo que pidan al Padre se los dará en mi nombre." (Jn. 16,23). Por lo tanto, la Iglesia concluye todas sus oraciones con las palabras: "Por Jesucristo Nuestro Señor", etc. Así se cumple la palabra de San Pablo: "Para que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en los cielos, en la tierra y en los abismos." (Flp. 2,10).

 Mas información en la presentación de diapositivas: http://www.slideshare.net/miangelgb/el-nombre-de-dios-y-el-nombre-de-jess?from_m_app=android

EL SANTO NOMBRE DE JESÚS: El Santo Nombre de Jesús es, primero que todo, una oracion todopoderosa. El mismo Nuestro Señor solamente promete que todo aquello que pidieramos al Padre en su Nombre lo recibiriamos. DIOS nunca falla en su palabra. Cuando decimos "JESÚS ", pedimos a DIOS todo lo que necesitamos con la absoluta confianza de ser oídos. Por esa razón, la Iglesia termina sus oraciones con estas palabras "Por JESUCRISTO," que da a la oración una eficacia divina. Pero, el Santo Nombre es algo aún más grande. Cada vez que decimos:"JESUS," glorificamos a DIOS con un gozo y gloria infinito porque le ofrecemos todos los infinitos méritos de la Pasión y Muerte de JESUCRISTO. San Pablo nos dice que JESÚS mereció el nombe de "JESÚS" por su pasión y muerte. Cada vez que decimos "JESÚS"es un acto de perfecto amor, por el cual ofrecemos a DIOS el infinito amor de JESÚS. El Santo Nombre de Jesús nos salva de innumerables males, y nos rescata especialmente del poder del demonio que está constantemente buscando la ocasión de hacernos daño. El Nombre de JESÚS gradualmente irá llenando nuestras almas con una paz y gozo que nunca tuvimos antes. El Nombre de JESÚS nos refuerza de una manera tal, que nuestros sufrimientos parecen ligeros y fáciles de soportar. El Nombre de JESÚS es la más corta, más fácil, y más poderosa de las oraciones. Todos pueden decirlo incluso en medio de su trabajo diario. DIOS no puede rehusar de oírlo. Invoquemos le Nombre de "JESÚS" pidiéndole que nos salve de las calamidades que nos amenazan. (Las maravillas del SANTO NOMBRE, el Rvdo. Paul O"Sullivan).

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