Cuando en 1560 Santa Teresa de Jesús experimenta por primera vez la "transverberación", siente que su amor era tan intenso, que le parecía como si un ángel le clavara un dardo de fuego en el corazón y le arrancara las entrañas, dejándola abrasada de amor: «Creciendo en mí un amor tan grande de Dios, que no sabía quién me lo ponía [...]. Me veía morir con deseo de ver a Dios» (V 29,8). A pesar de las muchas veces que este episodio ha sido representado en el arte, especialmente en la famosa escultura de Bernini en la iglesia de Santa María de la Victoria de Roma, ella misma explica que no se trata de un ángel real, ni tampoco es real el dardo ni el fuego, sino que son las imágenes sensibles con las que ella narra acontecimientos inefables: «Es una manera de herida que parece al alma como si la metiesen por el corazón una saeta. Así causa un dolor tan grande, que la hace quejarse; y tan sabroso, que no querría que le faltase nunca. Este dolor no es en el sentido, ni tampoco es llaga material, sino en lo interior del alma» (CC 54,14).
A la hora de servirse de la imagen del ángel con el dardo para explicar esa altísima experiencia del amor de Dios, seguramente influyó en Teresa el haber visto muchas veces representado el amor como Cupido, un pequeño ángel que dispara sus saetas, así como las poesías amatorias de la época, que presentaban al amado como un cazador y a la amada como una cierva vulnerada, que solo puede encontrar descanso en aquel que la hirió con los dardos de su amor. Ella misma se sirvió de este trasfondo para cantar lo que había vivido
AUTOR del comentario: P. Eduardo Sanz de Miguel, OCD
TOMADO DEL LIBRO: Inquieta y andariega. Enseñanzas de santa Teresa de Jesús para nuestros días
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1. Cuando el dulce cazador
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me tiró y dejó herida
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en los brazos del amor
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mi alma quedó rendida
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y cobrando nueva vida
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de tal manera he trocado
FA DO
Que mi amado es para mí
SOL7 DO
y yo soy para mi amado
2. Hiriome con una flecha
enherbolada de amor
y mi alma quedó hecha
una con su Creador
yo ya no quiero otro amor
pues a mi Dios me he entregado
Letra de las poesías de Santa Teresa de Jesús.
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